miércoles, 17 de marzo de 2010

Comentario

Esta película nos deja ver el papel que toma la máquina frente al hombre como eje central en la vida del trabajador que prácticamente es su vida real, una vida triste, dura por las condiciones de su trabajo, esto lo podemos observar en la escena en que Freder (Gustav Frölich), entra y mira en las condiciones en las que trabajan los obrero cuyo eje es la máquina, Feder que en un lapso de impresión se imagina que este es el diablo y que estalla de la ira.


Fritz nos deja ver la dualidad entre el hombre y la máquina como uno solo y dirigido supuestamente por un supremo de carne y hueso que es el pseudo dios por ser el PROPIETARIO de la industria y sus lacayos que son los intelectuales, pero no es así su verdadero dirigente es un científico loco, típico se les tilda de locos a todos los que desean algo diferente que los demás esto lo pudimos ver en la escena en que María (Brigitte Helm) sufre la transformación a máquina encaminada a un solo objetivo que es la emancipación del individuo social y el individuo político, mediante la revolución.

Se puede observar claramente que también hay una tendencia política e ideológica muy clara, primero el machismo al exponer a la mujer como el diablo encarnado, por ser poseedora del erotismo de la sensualidad natural es satanizada ya que esta relacionada con el sexo prohibido por la iglesia.

Segundo porque así como denuncia el maltrato al trabajador, sus inhumanas condiciones etc,, también al final mencionan que lo correcto no es ir en contra de las maquinas ni de lo dirigentes de todo, la única solución es mantener una "buena relación" con el jefe, "el patrono".

En el aspecto de imagen esta a pesar de ser una de las primeras películas creadas atrae mucho al ojo ya que sus tonalidades de grises y negros son armoniosos para la vista, y se utiliza muy bien la luz para resaltar rostros u objetos de los cuales se requiere atraer la mirada del espectador más de lo normal.

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