miércoles, 9 de julio de 2014

"Quién dijo que todo está perdido yo vengo a ofrecer mi corazón” (Crónica)





Una aventura en bici fue el día en que en medio de pedales, llantas, guantes, gafas y cascos emprendió Fátima su viaje, el trayecto era Latacunga-Baños-Puyo. Era un viaje el cual tenía que hacerlo, una invitación fue su pretexto para salir corriendo tras respuestas de su ser.
El evento empezó desde un parque, jóvenes, viejos, adultos, niños y discapacitados, familias completas emprendían la aventura en bici, con cierto recelo y orgullo ajeno Fátima mientras intentaba calentar sus músculos analizaba detalladamente a sus acompañantes.
-Prepárate guambra, ponte las gafas y el casco, que nada que estorbe se quede en tus manos -decía Homero, su hermano, quien había planeado el viaje.
En medio de una camioneta, motos y policías el organizador y líder con parlante en mano avisaba a todos que el trayecto empezaba. Mostraban una sonrisa los ya experimentados que daban los primeros pedalazos. Fátima algo recelosa con cierto miedo pedaleaba en medio de las bicis, a los pocos minutos una gran cuesta hacía más difícil el reto, pero ya con cierto ritmo la naturaleza tomaba su protagonismo.

El aíre la buscaba, su silbido la llamaba, le golpeaba su rostro, acariciaba sus mejillas.. le decía…. estás viva¡¡ entiende cariñoo¡¡. El entorno era maravilloso, a la derecha un cielo celeste tan profundo que al verlo uno quisiera perderse, árboles grandes y pequeños, en todas las gamas de verdes, estos imponentes sobresalían detrás de los arbustos que se entrecruzaban con una que otra flor silvestre. A la izquierda era diferente, murales de rocas grandes indicaban cual es su espacio, al alzar la mirada se veía como un gran camino rocoso que al final el cielo celeste devolvía la ilusión.

En la avenida los barrancos eran profundos pero al ver el horizonte se visualizaba una impetuosa boa de agua que guiaba imponente el camino del alma, ciertas lágrimas salieron del rostro de Fátima, sentía profundamente la presencia de un superior en cada flor silvestre que caía en su rostro por el viento, en cada pedazo de roca frondosa, en cada gota del río que salpicaba, era el corazón que gritaba que vivir es hermoso cuando el sentido de tu vida lo forjas con valentía, sinceridad, respeto y sobre todo con inmenso amor, como dice la canción de la cantora Mercedes Sosa “y  te daré todo y tú me darás algo….. algo que me alivie un poco más… quién dijo que todo está perdido yo vengo a ofrecer mi corazón”.

Sofía Pazmiño

08/10/2013
 

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